Muy pocos son los que conocen el lado más personal de Achille Emana. Quizás porque él no lo ha permitido. Extravagante, provocador, díscolo, rebelde, indisciplinado... Son algunas de las etiquetas que se le han colocado al camerunés del Betis. Sus actos y sus palabras ha contriunido, en ocasiones, a generar una fama de chico malo que nada tiene que ver con el Emana que anda descalzo por su casa. - ¿Recuerda quién le regaló sus primeras zapatillas de fútbol?
- Mis primeras zapatillas me las regaló mi madre. Eran unas Adidas, modelos de la Copa del Mundo. Mi madre, como las de todos, quería que yo estudiase, que hiciera algo de provecho, pero yo quería jugar al fútbol. A ella no le gustaba, aunque en mi familia siempre ha habido futbolistas. Yo, antes de venir a España, en cada una de las ciudades en las que viví con mis padres, tenía zapatillas guardadas y me escapaba, sin que se enterasen, para poder jugar al fútbol. Mi familia sabía que me iba con los amigos, pero no que iba a jugar al fútbol. Cuando se enteró mi madre, me regaló unas botas. Aún las guardo.
- ¿En África hay mucho talento. ¿Era más complicado salir de allí cuando usted se vino?
- El fútbol es mundial. Salen talentos en Argentina, de Brasil… Aunque tengas la suerte de llegar a Europa, eso no te garantiza nada. Aquí es complicado poder progresar. En mi país y en muchos países africanos hay falta de medicina, de balones, de campo. Algunos intentamos ayudar a nuestra manera. Yo tengo un equipo al que le mando todo el material que puedo del Betis. Hay gente que trabaja muy duro, pero no tiene su oportunidad. Arriesgarse a traer a alguien es complicado.
- ¿Qué parte de culpa tiene José Pablo Varela (su agente) en su cambio radical de mentalidad?
- Yo sabía quién me podía hacer bien y quién me podía hacer mal. José Pablo me ha ayudado porque mira por mí, no por mis contratos. Cuando yo empecé a trabajar con él, me aconsejaba mucho. Con todo lo que pasó con Lopera, yo me había puesto una barrera con el club. José me dijo que no íbamos a la guerra. “Vamos a solucionarlo de otra manera”, me decía él. Es mi abogado. Evita que yo hable y me meta en problemas que no me corresponden. José se ha encargado de que, cuando me ataque una persona, él responda por mí, para que yo no sea el malo. Pepe León me trató como un chico que sólo sabe cobrar. Yo llegué aquí e intenté jugar bien, pero me pusieron cara de malo. Yo sentí que me tenía que defender.
- ¿Qué cambiaría del mundo del fútbol?
- Todo lo que rodea al negocio. A mí me gustaría que todo fuese más sencillo. El fútbol no es sólo un negocio. Me gustaría que se considerase un deporte por encima de todas las cosas. La gente tiene que querer practicarlo por lo que es y no por lo que genera. Que la gente salga tras un partido contento, gane o pierda.
- ¿Qué hará cuando acabe el fútbol? ¿Espera seguir ligado a este deporte?
- Voy a vivir de las rentas. José Pablo se está encargando de invertir bien mi dinero para no tener que preocuparme de mi futuro. Quiero quedarme aquí en Sevilla, pero ocuparme de las cosas de mi país, intentar ayudar más a los niños, darles una oportunidad.
Entrevista realizada por Estadio Deportivo
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